Nutrición

No eres tu es la porción

Uno de los factores importantes a la hora de implementar un cambio en los hábitos alimenticios tiene que ver con la cantidad. No sólo se trata de modificar el “qué”, sino también el “cuanto”, ya que de ello dependerá el éxito que puedas tener en busca de mejorar tu salud y tu peso.

El proceso es como empezar de cero, hay que aprender a comer en las cantidades recomendadas, ya que al no medir lo que consumes, puedes caer en un exceso de hasta cinco veces la dosis sugerida. Según algunas investigaciones, las porciones que se consumen en la actualidad se han ido duplicando generosamente en los últimos 20 años por el estilo de vida que llevamos.

 

Realizar un cambio en este tipo de hábitos tiene que hacerse desde la raíz, y eso quiere decir, desde la forma en que sirves tus alimentos. Estamos acostumbrados a dejar limpio el plato, a pesar de que las porciones sean exorbitantes en tamaño. En este sentido, si llevas los platos ya servidos a la mesa con las raciones apropiadas de cada alimento, en lugar de una súper porción o doble ración, será más fácil que puedas controlar la cantidad ingerida y así, favorecer la pérdida de peso.

 

Pero ¿cómo saber qué porciones son las que debes consumir? Una solución es implementar la llamada “dieta de la mano”, en la que se puede comer de todo pero en su justa medida. Para ello, tenemos que usar la propia mano para elegir las porciones de cada alimento. Aquí te dejamos algunos ejemplos que puedes utilizar para seleccionar tus porciones:

-Proteínas: no deberán ser más grandes que la palma de tu mano.

-Carbohidratos: no tienen que sobrepasar el diámetro del puño cerrado.

-Helados: mano cerrada en puño.

-Verduras: ambas manos juntas.

Grasas- nuestro dedo pulgar en cada comida.

-Grasas saturadas, pasteles, galletas o chocolates: triángulo que se forma entre los dedos índice y cordial extendidos y abiertos.

-Quesos: dos dedos extendidos.

-Mantequilla: yema del dedo índice.

 

Tranquilo, tampoco significa que de ahora en adelante tengas que vivir esclavizado a las básculas, o a agarrar todo lo que comes con las manos para medirlo. Con el tiempo, irás aprendiendo las cantidades y tamaños de las porciones más comunes. Además, tu estómago también se irá acostumbrando a las nuevas porciones, aunque la ciencia está dividida sobre si consumir comidas pequeñas con mayor frecuencia ayuda a bajar de peso o no, lo que sí puedes asegurar es que este hábito hace que tu estómago sea menos elástico, lo que a su vez te ayudará a sentirte satisfecho al consumir menos alimentos.

 

Recuerda que no hay solución rápida para bajar de peso, ten en cuenta que este proceso comenzará a dar sus resultados después de cuatro o cinco semanas. Por otra parte, también tienes que considerar que la cantidad de calorías que necesitas cada día dependerá de tu edad, peso, sexo y metabolismo, así como de cuánta actividad física haces, entre otros factores más.

En un esfuerzo por realizar un cambio en tus hábitos alimenticios, el uso de sustitutos de azúcar (edulcorantes de mesa), puede ser de gran ayuda. Sustituir el consumo de azúcar, pero sin perder su dulce sabor, te permitirá seguir disfrutando de tus alimentos favoritos sin poner en riesgo tu dieta y sobre todo, tu salud.

 

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